AUTOR DEL BLOG Jose Antonio Enguita Navarro: un coleccionista clásico, tradicional y conservador que os muestra con palabras, fotos y vídeos su mundo y el de Maria Ángeles, su media naranja, lleno de automóviles, música, cine, recuerdos de una vida y la nostalgia de las antigüedades familiares.

21/07/2022

XLIV ANTIGÜEDADES FAMILIARES (11) FAMILIA MONSERRATE: SILLAS DE ESPARTO TIPICAS DEL MAESTRAZGO TUROLENSE

En las casas antiguas de nuestros pueblos suele haber piezas que ha sobrevivido tras haber perdido su utilidad. Algunas arrinconadas en las falsas, otras decorando las entradas y salones y algunas pocas mezcladas con el menaje del hogar.

Unas de ellas son las sillas de mis abuelos y bisabuelos de La Cuba, pueblo de Teruel en El Maestrazgo que hoy adornan nuestra entrada.







 







Hoy os presentamos 4 sillas con estructura de madera ¿de pino quizás? y el asiento de esparto trenzado realizadas a principios del siglo XX.


Son 3 de un tamaño más pequeño que el habitual de nuestros días pues miden 30cm desde el suelo al asiento y 68cm en total de altura  y una para niños con un altura de 20cm desde el suelo al asiento 40cm en total de altura. 


No era cuestión de que fueron más bajitos (que también) sino que era cuestión económica ya que eran más baratas pues el coste de la madera era menor.

 

¿POR QUÉ DE ESPARTO?

La Cuba es el término municipal más pequeño de Aragón siendo esta la causa principal de que se especializase en el trabajo del esparto. Como no había tierra para el cultivo, sus habitantes se dedicaron a la manufactura de este material, que les dio trabajo desde finales del siglo XVII hasta mediados del siglo XX.  Este último llegaba a La Cuba procedente de Hellín, encargándose las mujeres y los niños de hacer la “llata” con la que los hombres o “esportoneros” confeccionaban serones, sarrias, esteras de porgar el trigo, capachas para prensar oliva, y también sillas.

 

LAS SILLAS DE ESPARTO EN LA LITERATURA

Esta es la descripción de Pío Baroja en “La venta de Mirambel”:“Las celdas del convento eran pobres como correspondía a las reglas de la orden. En los pasillos alternaban algunos cuadros oscuros con cruces de madera negra. El locutorio tenía su reja, el torno al lado y unas cuantas sillas con el asiento de esparto".

También Blasco Ibáñez y Azorín hablan en alguna de sus novelas de las sillas de esparto.