Fue usado por mi familia en los años 30 y 40 para bautizar a 4 hermanos, los 4 hijos de mi abuela María y mi abuelo José en mi pueblo La Cuba en el Maestrazgo turolense, y al pasarse de generación en generación puede que mi abuela en la Morella de principios de siglo también lo usara. Lo encontramos al fondo de un arca antigua con otras ropas y ahora lo hemos colocado protegido y enmarcado.
Se trataba de una pieza elegante, utilizada en las ceremonias de bautismo. Por lo general, se heredaba entre hermanos, y de padres a hijos. Siempre de una generación a otra.
El vestido de cristianar tiene su origen en el paño bordado con el que se envolvía al niños cuando los bautizos se realizaban por inmersión. Una práctica cristiana que se desarrolló hasta el siglo XVII.
Hasta el siglo XVII era común sumergir a los bebés en agua durante la ceremonia del Bautismo, esto simbolizaba la purificación del pecado original y su renacimiento como nuevo ser, posteriormente se lo protegía cubriéndolo con un paño bordado. Con el paso del tiempo la inmersión total de los infantes fue suprimida y se reemplazó el paño por un vestido blanco de corte muy largo, telas suaves, hermosamente decorado e inspirado en las vestimentas de los niños pequeños de la Corte Real.
La utilización de estos vestidos se convierte en una tradición de las familias reales europeas y posteriormente se extiende a los mayores rangos sociales y familias de gran tradición religiosa.
Tradicional inmersión en el agua probablemente en el siglo XVII en Europa, esto se debió en gran medida a las implicaciones climáticas, las iglesias no tenían calefacción y en invierno era muy difícil quitar la ropa al bebé y sumergirlo en agua bendita.
Con el paso de los años se hizo habitual bautizar a los recién nacidos ante el elevado índice de mortalidad infantil. Para ello se presentaban en la Iglesia vestidos con un faldón bautismal, ejecutado por abuelas o madres. Por tal razón se paso a rociar con agua la cabeza del bebé, ya no era necesaria la manta en este caso, la ropa de bautizo comenzó a cambiar para parecerse más a los vestidos de bautizo victorianos más tradicionales o el conocido faldón con los que estamos familiarizados.
Muchos de los bautizados solían portar, junto al faldón, reliquias, rosarios, los Santos Evangelios o amuletos para protegerlos. Tras recibir el Sacramento, dichas piezas se colocaban en su capazo y cuna.
El conjunto completo lo formaban el vestido, la enagua, el gorro y una capa, generalmente en colores claros como el blanco y el crema o beige.
Estos vestidos estaban hechos de seda, satén organdí, organza de seda natural, entre otras telas y se adorna con encajes bordados. Eran largos y podía ser usado por niñas y niños.Los vestidos de bautizo de lino blanco o algodón comenzaron a ganar popularidad.
Están elaborados con encaje bordado y bordados florales. Traen mangas cortas con volantes hechos de encaje.
No es solo un vestido lindo, representa también la tradición de una familia, un vestido que se puede heredar por generaciones.